En debate: autorregulación y calidad de contenidos en la TV peruana
Publicado en Caretas
El pasado viernes 9 de setiembre la segunda vicepresidenta, Mercedes Aráoz, se reunió con los miembros de la Sociedad Nacional de Radio y Televisión (SNRTV). Entre los presentes estuvieron Jorge Baca-Álvarez Marroquín, director ejecutivo de la SNRTV, y Santiago Carpio, presidente de la comisión de ética de la SNRTV.
El gran anuncio fue la preparación de El Libro Blanco de la Televisión, un manual de consulta que intentará homogeneizar estándares en torno a la pantalla local. El documento se inspira en publicaciones análogas de países de la región (por ejemplo, en el Libro blanco de la Televisión Educativa y Cultural en Iberoamérica – Gedisa, 2010).
Además, los directivos se comprometieron a incluir en los futuros contratos televisivos el Pacto de Autorregulación de la SNRTV. En adelante, el incumplimiento de este pacto podrá ser causal de rescisión de contrato. Y si la violación del acuerdo generase una multa, los directivos se comprometerían a pagar parte de la amonestación. La nueva resolución incluirá, además, utilizar el 80% del pago de las multas autoimpuestas por la SNRTV en cursos y talleres de capacitación para periodistas, dejando solo un 20% para gastos administrativos. Este compromiso se aplicaría a contratos con productores, directores y talentos en general, tanto del área periodística como de entretenimiento. Y abarcaría las futuras addendas al mentado pacto.
La Addenda de América
El mismo viernes, Eric Jürgensen, gerente general y director de programación de América TV, se apuró en publicar, precisamente, una addenda al Pacto de Autorregulación. El comunicado –firmado por los gerentes y productores del canal– incluía siete nuevos mandamientos, muy al estilo del nuevo gobierno. La lista incluye promesas atendibles (“no emitir imágenes de titularidad de terceros”) pero también compromisos ambiguos (“no emitiremos testimonios que agredan la imagen de terceros”) y otros (“no realizaremos entrevistas cuya única finalidad sea enfrentar a los invitados en vez de buscar una conciliación”).
“Estos y otros puntos en el acuerdo adjunto deben entenderse como el abandono de facto de América TV de este ambiente de competencia desenfrenada que nada bueno puede traer en el futuro si no se detiene”, argumentó Jürgensen en la señalada addenda. Qué diferencia con el directivo que, hace menos de un mes, tuiteó: “Con mucho respeto, las personas que no desean ver América TV, cambien de canal. Eso es vivir con un país y con un gobierno demócrata”. O con el gerente que en febrero del 2015 minimizó las marchas contra la llamada “televisión basura”.
Medios, fines y medios
(…) La concertación de respuestas convocó a periodistas como Aldo Mariátegui (Perú21), Sol Carreño (América TV) y Federico Salazar (El Comercio). También a las oportunas preguntas lanzadas al aire por Enrique Castillo (Canal N) y Mario Ghibellini (Canal N, El Comercio) en sus respectivos programas.
Las columnas contra Aráoz han coincidido en argumentos, sofismas y falacias. Federico Salazar, por ejemplo, denuncia un supuesto controlismo ppkausa a la vez que recuerda cómo “Fujimori sobornó a los propietarios” (de los canales de TV) (…) Más equilibrada, Rosana Cueva ha ponderado en su columna los avances en autorregulación, aceptando las (auto) críticas a nombre del gremio. Pero la sorpresa la dio Rolando Rodrich, director del Consejo Editorial del Grupo Epensa, quien ha señalado lo absurdo de temerle “a un gobierno democrático que abiertamente quiere ejercer el deber que le corresponde ante la ley”. Rodrich, además, ha subrayado el elocuente silencio de Latina ante la multa del Ministerio de Transportes y Comunicaciones (MTC) por incumplir el Código de Ética. A través de la Resolución Directorial N°1773-2016-MTC/29, el MTC sancionó el miércoles 7 de setiembre al programa El Valor de la Verdad por las emisiones de los días 8, 15 y 22 de setiembre del 2012 (…) Saquemos la cuenta: 30 segundos de un spot en el prime time cuesta poco más de US$ 3 mil.
La ley del rating
“Por su frecuente desidia, el Estado no solo ha brillado por su ausencia en lo que atañe a la televisión, sino que es un cómplice de la situación”, advierte el doctor José Perla Anaya en una entrevista para el Instituto de Investigación Científica (IDIC). “No solo hay un temor de los políticos y funcionarios hacia los medios, sino un verdadero terror”, argumenta el autor del libro Ética de la comunicación televisiva (Universidad de Lima, 2015). “Nadie sabe o no quieren saber que el último párrafo del artículo 14 de la Constitución dice que ‘los medios de comunicación social deben –no es opcional– colaborar con el Estado en la educación y en la formación moral y cultural de la nación’.”, explica.
El Consejo Nacional de Televisión de Chile tiene 11 miembros: diez designados por el senado y uno por el presidente. En México la Secretaría de Comunicaciones y Transportes depende del gobierno. La Comisión Nacional de Televisión de Colombia es una entidad estatal y autónoma. En Brasil, el rol lo ocupa el Ministerio de Justicia. La plural Alemania cuenta con 14 consejos regulatorios unidos en la Asociación de Autoridades Estatales de Medios. La CSA de Francia es una autoridad administrativa independiente. Otros ejemplos pertinentes son la URSEC (Uruguay) y la BSA (Nueva Zelanda).
Aráoz ha puesto una pica en Flandes. Dentro de los límites de la autorregulación, ha logrado colocar en la agenda un legítimo y saludable debate sobre la calidad de los contenidos televisivos. Las demandas son simples: que los canales tengan un Código de Ética, que se le dé dientes a CONCORTV, que se sincere la medición del rating, que el periodismo haga una autocrítica, que se cumpla con el horario familiar y el de protección al menor (¿resúmenes de EVDLV a las 9 AM?). En suma, que se cumpla con la ley.
“Creo que ella (Mercedes Aráoz) también refleja el sentimiento de muchas madres que ven que su niño de 11 años prende un programa pornográfico a las 7 de la noche”, dijo el presidente desde China. Por su parte, Fernando Zavala ha prometido que, en alianza con CONCORTV, “reduciremos estereotipos sexistas en la comunicación”.