Reflexiones sobre las cifras de la Radio y TV en el Perú
A enero del 2018, existen 6.943 estaciones de radio y televisión a nivel nacional, lo cual representa un crecimiento del 12% respecto al año anterior. Para Carla Colona, Directora de la Maestría en Comunicaciones de la Pontificia Universidad Católica del Perú – PUCP, este dato nos debería llamar a la reflexión sobre el rol que los medios de comunicación cumplen en sus localidades.
De acuerdo al informe “Radio y Televisión en cifras 2018”, ¿cómo evalúa la situación de la radio y TV en el Perú?
Se observa un crecimiento en cuanto al número de estaciones de radio y televisión a nivel nacional, el cual podría estar relacionado con una visión de negocio alrededor de asuntos de interés público, vinculado sobre todo a la pobreza y a industrias extractivas.
Al contrastar las estadísticas del estudio con los reportes de la Defensoría del Pueblo sobre conflictos sociales, pareciera contradictorio que donde hay alto nivel de conflictividad socioambiental hay un alto número de estaciones. Asimismo, los lugares con altos indicadores de pobreza presentan un crecimiento en la cantidad de estaciones. Valdría la pena tener indicadores sobre el uso que se da a estos medios de comunicación y cómo pueden incidir para mejorar la vida de los ciudadanos.
También se observa un crecimiento en cuanto a los medios públicos-estatales, que supone una repercusión en la gobernabilidad, la educación ciudadana y el ejercicio de derechos ciudadanos. Habría que evaluar si eso sucede o está más relacionado con intenciones electorales.
¿Cuál es su reflexión respecto a la diferencia entre el porcentaje de estaciones con finalidad comercial (70%) frente a las estaciones educativas (25%) y comunitarias (0,9%)?
Observamos que del 2016 al 2018 la situación se mantiene igual: la mayor parte de las estaciones están dedicadas a la actividad comercial, donde obviamente está de por medio el entretenimiento.
Probablemente no se está encontrando soluciones para que el contenido educativo sea agradable a los consumidores, o quizá no pagan por este, habría que analizar. Los consumidores reclaman contenidos interesantes que orienten, eduquen, pero estos requieren de un trabajo e inversión que los productores no están dispuestos a hacer.
A nivel nacional existen más de 6 mil estaciones de radio y TV, desde las cuales se podría brindar un aporte importante hacia el fomento de la educación, valores, prevención de la violencia, etc. ¿Cuáles son las tareas pendientes para lograr esto?
Se necesitan pautas y directivas, conocer la agenda educativa de nuestro país, cuáles son los temas sobre los que se necesita reflexionar e identificar prioridades. También establecer el beneficio para los medios, que no necesariamente tiene que ser económico, puede ser reconocimiento de su comunidad, del Estado, en impuestos, etc.
Hace falta una clara política de Estado que aterrice las responsabilidades de los medios de contribuir a la educación y responsabilidad social, con procesos claros sobre la contribución en estos temas, que implican una estrategia de uso del medio para la educación.
Por otro lado, los gremios para la formación específica de los profesionales respecto a las diversas formas de comunicación. Hay que entender que la comunicación es compleja y maneja muchos niveles no solo el electrónico y masivo.
¿Cómo considera que están funcionando los mecanismos de quejas por contenidos inadecuados en la radio y TV?
Creo que es muy complejo el procedimiento de queja. Debería existir una forma de canalizar la queja para todos, incorporar la sanción pública y un único código de ética para todos los medios.
Existen más de 3 mil titulares de medios que no han presentado sus códigos de ética al MTC, ¿Cómo mejorar esta situación??
Hay muy poca educación sobre autorregulación. Nuestra cultura es autoritaria. Si hago una encuesta rápida con los titulares sobre el significado de autorregulación y códigos de ética, supongo que el 90% no tendrá una respuesta acertada. Estamos colocando una figura compleja en un ámbito que no tiene recursos para manejarlo. Los códigos de ética deberían ser incluidos en los contenidos educativos y en la agenda pública.