Omar Rincón: “Contar lo popular es comprender las culturas locales y su momento emocional comunicativo”
Omar Rincón, crítico de televisión y director de la fundación Friedrich-Ebert-Stiftung (FES-Colombia), conversó con el CONCORTV en el marco del seminario internacional “Los Medios Locales en las Políticas de Comunicación en América Latina”.
Mencionaste que en América Latina es necesario reinventar el periodismo y los medios para generar un mayor vínculo con la ciudadanía.
Los medios del siglo XX no funcionaron, el gran reportaje y los cronistas estilo Truman Capote están en crisis. Estos momentos de crisis nos obligan a rebuscar las formas locales para contar. Los periodistas han sido formados muy clásicamente y seguimos insistiendo en formatos clásicos (la crónica, el reportaje, la gran noticia). Hagamos nuestras propias estéticas y narrativas, miremos lo que está teniendo éxito en las redes, conozcamos a los youtubers y “memólogos” más famosos ¿Cuáles son las características comunes en ellos? Primero, que cada uno se inventa el formato de acuerdo a sí mismo; segundo, que usan estéticas locales; y tercero, usan una manera de informar acronicada ensayística, que es como “cuento historias, pero voy pensando en simultáneo”.
La ficción, el humor, y el meme se volvieron lugares de opinión pública, y hay que darles más importancia. Por ejemplo, en Brasil el problema de la corrupción fue contada en la novela “Avenida Brasil”; la gente luego de ver un partido ya no espera a los comentaristas y las crónicas, sino quiere ver los memes.
En esta línea, propones recoger elementos de lo popular ¿Qué es lo “popular”?
Lo “popular” es la clave en América Latina. Significa ser hijos de la oralidad: somos más cercanos al contar historias que al pensar conceptos, somos más de poner el cuerpo que de poner la reflexión argumentativa y seria. Y al ser populares, usamos el humor como forma de pensar y de criticar socialmente. Esos elementos de lo popular los medios privados los han utilizado para hacer programas de chismes, de humor racista, clasista y homofóbico, y los han convertido en negocio. Además, con estos contenidos quieren que la gente no evolucione, se quede y celebre lo mismo. Lo que los medios públicos, ciudadanos, educativos, culturales, populares deberían hacer es usar esas posibilidades estéticas de la oralidad, del cuerpo, del humor, y de narrar, para desde ahí construir un estilo propio. Es decir, lo popular no solo como un lugar de referencia estética o conceptual, sino como un lugar desde donde contar y pensar el mundo.
Contar lo popular es comprender las culturas locales y su momento emocional comunicativo. Hay que inspirarnos en las prácticas ancestrales, en lo indígena, y en sensibilidades contemporáneas (como el feminismo), no como temática sino como narrativa y estética. Usemos el territorio como laboratorio cultural.