“La TV debería marcar nuevos parámetros de calidad y arriesgarse con algo nuevo”
Para el cineasta Joel Calero, director de la película Cielo Oscuro, “hay que crear espacios de diversidad, que rompa esa homogeneidad que arrasa hacia abajo.” Asimismo, se debería introducir la enseñanza audiovisual desde la escuela.
Joel Calero, cineasta y docente. (Foto: César Pérez) |
Por Alejandra Orosco/Alexander Chiu
La ópera prima “Cielo oscuro” del cineasta y docente Joel Calero es una de las más recientes producciones nacionales y ganadora del premio del público en el último Festival de Cine de Lima. Desde su perspectiva y experiencia como realizador desde hace muchos años, conversó con CONCORTV sobre la realidad de las producciones audiovisuales en el Perú y los retos para establecer mejores parámetros de calidad.
Joel cuenta que la producción de su obra significó ocho años de duro trabajo y que, dentro de este lapso, obtener financiamiento fue lo que más tiempo le tomó. Su otro gran obstáculo fue la exhibición de la misma: “La dura realidad de la distribución: el hecho de que se puedan hacer más películas, no quiere decir que se pueden exhibir más películas”.
"Hay un sinsentido de fortalecer una producción cuando no existen medios adecuados para transmitirlos” |
Por este motivo el realizador critica el sinsentido de fortalecer una producción, ya sea para el cine o la televisión, cuando no existe un correlato inmediato con medios de exhibición o transmisión adecuados, y que a pesar de las facilidades que los jóvenes cuentan en la actualidad para desarrollar materiales audiovisuales, esto no quiere decir que la distribución o la posibilidad de transmitir estos contenidos sea más sencilla que antes.
Ante esto, Calero reflexiona sobre las pocas oportunidades que los medios brindan a nuevas propuestas audiovisuales nacionales y las dificultades de su distribución de la misma manera que sucede en el cine.
Formato aplicable a la televisión
Se le preguntó a Calero por su interés de incursionar con su propuesta narrativa en formatos televisivos, a lo que respondió que historias como las de su película abordaban problemáticas de gran incidencia en el Perú, como la agresión hacia la mujer, y que bien podrían presentarse en formato televisivo de serie unitaria. Sin embargo, comenta que los productores suelen inclinarse hacia otro tipo de propuestas que generen una mayor continuidad con el espectador, por lo que los auspiciadores y financiamiento serían una limitante.
Para Joel, esto se debe en parte al conservadurismo de los productores televisivos quienes acostumbran trabajar los mismos formatos de siempre que les garantizan público. “Como director reniego, pero como productor entiendo esas necesidades. Si un productor hace una película o serie de un nivel de calidad medio o medio bajo y le es rentable, la pregunta es: ¿y por qué tendría que cambiarlo? Ellos no quieren hacer arte, quieren hacer negocio”.
Asimismo, la inmediatez que demanda la producción televisiva hace que los productores demanden cantidad antes que la calidad, señala Calero: “Tal vez se pueda abordar ciertas temáticas pero seguro estas serán abordadas desde los parámetros de la televisión, lo cual supone menos rigor en la elaboración de los guiones, menos rigor en la grabación”.
Para Calero, la educación está poco presente en la televisión. “Ojalá a los canales de TV les interesara genuinamente traer mejores productos. Cuando digo mejores productos digo la calidad intrínseca del programa televisivo, visibilizando problemáticas y educando al televidente”.
"La enseñanza del lenguaje audiovisual debe iniciarse desde la escuela para que aprecien diversidad de formatos” |
Para lograr esto, el realizador recomienda un cambio desde los productores quienes deberían marcar nuevos parámetros de calidad, arriesgándose con algo nuevo, fuera de lo usual. “Hay que crear espacios de diversidad, que rompa esa homogeneidad que arrasa hacia abajo.” El docente opina que para que se logre una mejora, se debe modificar el circuito de consumo del espectador tanto en la televisión, como los diarios y en las mismas salas de cine, presentándoles nuevas retóricas, formas, maneras, imaginarios y estéticas que puedan internalizar, y así aprender a consumir un material distinto.
Para eso, el realizador propone que la enseñanza del lenguaje audiovisual se inicie desde la escuela en donde los alumnos puedan apreciar diversidad de formatos, volviéndose espectadores exigentes de un buen producto audiovisual.