“Domingo sin paz”, por Fernando Vivas
(El Comercio).- Ya me resigné a las noches dominicales turbulentas. Años atrás emprendí una solitaria campaña pidiendo que los programas políticos cambiaran de día. No recibí ni un miserable apoyo, ni siquiera de activistas cristianos que pensé que clamarían paz para el día en el que descansó Dios.
Hasta que me acostumbré y los hice parte de mi biorritmo, de mis (mal)humores y, claro, de mis exigencias. Ahora que acabaron sus vacaciones de Año Nuevo, aquí va mi pedido para “Reporte semanal”, “Cuarto poder”, “El perro del hortelano” y “Panorama”, si este último continúa a pesar de la guerra avisada del 5.
Que investiguen más, con más filo y tino y siguiendo sus historias hasta el fondo, le duela a quien le duela. Que no sean 'chuponeadores' o enemigos del amigo del Gobierno o fuentes interesadísimas, quienes den todo masticado, sino la propia chamba de las unidades de investigación que se agencie pruebas documentarias y testimoniales.
Que analicen más y mejor. César Hildebrandt compensa la austeridad de investigación de “El perro del hortelano” con monólogos y entrevistas analíticas. Pues a los otros, que pueden lucir más valores de producción, y tienen conductores poco dados al comentario contundente, les vendría de perilla invitar a expertos que, solos o en panel, expriman significados a las notas.
Tienen que promover a sus reporteros, hacerlos competir en rigor y creatividad, contratar a viejos zorros y no solo a jóvenes animosos sin predicamento. Las entrevistas dentro de los reportajes dejan mucho que desear.
Que promuevan, en notas creativas, el rescate de personajes y del patrimonio cultural menospreciado, en lugar de recibir con ligereza cualquier moda o tendencia. Que continúen sus historias, que las repitan si es necesario, y eviten así el mal periodístico de dejarlas inconclusas una vez que aparece un nuevo escándalo. Que definan su naturaleza (política, miscelánea, o mixta) y se atengan a ella.