¿Perú país de hashtags?: La cultura de hipersexualización de la mujer en los medios de comunicación
Por Rossana Favero. Abogada egresada de la Pontificia Universidad Católica del Perú y fundadora de DEMUS. Tiene una maestría en Derecho por la Universidad de Warwick, Inglaterra. Fue Asistenta de la Relatora Especial de Derechos de la Mujer de la ONU en Sri Lanka. Actualmente está culminando una maestría en Educación y en Gestión de Centros Educativos a través de FUNIBER.
En los últimos meses casos de feminicidio y abuso sexual han sido difundidos por los medios de comunicación. Las redes sociales se constituyeron en espacios de denuncia pero también de reacciones adversas y debate. Casos como el de Arlette Contreras, la niña Jimena y Micaela de Osma, muestran imágenes de mujeres que son víctimas, pero también de lucha y rechazo contra la cruda realidad que vivimos.
Las mujeres ya no callan y se enfrentan a los operadores de justicia. Hay varones que apoyan, otros que protestan, mientras términos como “feminazis” aparecen y son repetidos sin entender lo que realmente significan. Y, en esta cultura del “Total branding” (cultura de marca), creamos términos para comunicarnos a través de los llamados hashtag, símbolos del contenido viral.
El uso de los hashtag (#) se ha vuelto popular en nuestro medio y sirve para facilitar el tráfico de comunicación, pero también para dar relevancia a lo que queremos comunicar. El hashtag difundido como #perupaisdevioladores obligó a abrir los ojos haciendo visible la situación que viven las mujeres y niñas en el país. Lo mismo el #niunamenos compartido a nivel nacional e internacional. Es importante observar que en el contexto internacional fue denominado #MeToo (#YoTambién) y provocó que se rompiera el silencio en la industria cinematográfica norteamericana y de los medios, poniéndose en evidencia situaciones de acoso y abuso sexual.
Los cuerpos de las mujeres con o sin vida son evidencia de una cultura donde lo físico prima.
En el país, el #conmishijosnotemetas fue la reacción de algunos grupos, tras la publicación de los cambios del Currículo de Educación Básica y fuimos testigos del debate sobre la llamada Ideología de Género que demostró existencia de estereotipos que necesitan ser discutidos en el futuro.
Mientras esto ocurre, somos bombardeados por los reality show o espacios del espectáculo, que fomentan comportamientos hipersexualizados. Un interesante estudio realizado en España sobre la influencia de los reality shows y la mediatización de la realidad, escrito por Francisco Perales Bazo -Universidad de Sevilla, nos ubica frente a una mezcla estratégica de patrones populares en la sociedad: el de competición y las relaciones romántico-sexuales. La exposición de lo privado constituye el principal objeto de atracción y genera también una exacerbación de la violencia dentro del espacio privado que se hace pública y a la vista de todos, otorgando licencia para juzgar, opinar y validar o no, comportamientos.
Perales afirma, que a través de este tipo de escenarios el cuerpo se convierte en soporte y herramienta; ya no es imprescindible poseer cultura. Ese es el peligro. El asumir conductas y actitudes que cuando más denigran al otro, generan mayor popularidad. El fenómeno Kardashian vende, vale decir: el cuerpo te garantiza el éxito, promoviendo una cultura donde la hipersexualización de la mujer, de las niñas, se lleva a grados máximos.
Los cuerpos de las mujeres con o sin vida son evidencia de una cultura donde lo físico prima. Ello ha impactado en la forma de comunicamos y puede representarse en un simple “#”.