Sobre el estudio del CONCORTV
El estudio encargado por CONCORTV nos pone cara a cara con el lugar que ocupa la televisión en la vida de los peruanos, en Lima y en el interior del país, así como con sus diferencias y semejanzas. Es muy fácil asumir la actitud del “horror” porque se constata que la televisión aligera la vida, la banaliza y hay una pérdida de sentido. Desde el mundo académico necesitamos pensar, – una vez más -, por qué motivos el espectáculo y el entretenimiento ofrecen espacios para que el público se identifique, guste, crea, desee y se proyecte; sin con ello abandonar posturas críticas. Por ese motivo, cabe la pregunta: ¿qué encuentran las personas en la televisión que los satisface y los conecta con lo que el medio ofrece?
Miremos los resultados que difieren entre lo que ocurre en Lima y en las ciudades de Piura, Chiclayo, Cajamarca, Trujillo, Huancayo, Arequipa, Cusco e Iquitos. Mientras los deportes (29%), las notas policiales (15%) y la política (8%) dominan los temas ofrecidos a los limeños, en el caso de los noticieros de las ciudades mencionadas el orden resulta así: los policiales (20%), el arte y la cultura (15%) y los deportes (7%). ¿Qué cambia? Empiezo por la política, la cual desaparece en importancia en las provincias, y pienso que esto ocurre porque la política es básicamente limeña, los personajes, los líderes, los congresistas, hablan desde Lima y para los centros de decisión de un país profundamente centralista. Las notas policiales son importantes en Lima y en las provincias, aunque bastante más en éstas últimas. Se trata de notas que apelan a lo emocional, a las historias, a las muertes y desgracias, al horror y la sangre, relatadas y narradas así, para buscar retener a los televidentes. Es la manera de seguir las historias de los otros. Las desgracias que ocurren en las carreteras del país son constantemente narradas en estos noticieros que informan y acercan a los televidentes con la vida de todos los días. Los deportes, especialmente el fútbol y pese a los fracasos, son parte de la cultura popular, del disfrute del público con el juego, que encuentra una forma de proyectarse y entretenerse. Empero, disminuye significativamente su importancia en las ciudades del interior, en las cuales la nota policial resulta superior. Y el arte y la cultura, ni mencionada en Lima, sí es un contenido importante en las provincias porque la televisión resulta un medio para educarse, informarse, conocer de la cultura, ante las carencias existentes. En Lima, hay otros medios y mecanismos.
El público encuentra, en la narración de la experiencia trágica, del espectáculo deportivo, un espacio para entretenerse y disfrutar. La política, en este contexto, resulta poco atractiva. Las personas se socializan y encuentran vínculos de comunicación y relación a través de la televisión. Por ese motivo la responsabilidad de los medios, de los empresarios, de los productores, de los académicos y de los políticos es muy grande para entender que tenemos que pensar y diseñar una televisión que ofrezca más calidad para audiencias que, en muchos casos, no tienen otros mecanismos para entretenerse e informarse. Pero, hay que estar muy alertas al gran desprecio que existe frente al público, porque se piensa que éste sólo gusta de lo simple y banal, de lo efímero y sin importancia, de lo tosco y vulgar. Y es éste un gravísimo error.